A partir del siglo XV y bajo la
perspectiva de una nueva valoración, algunas mujeres se involucraron en la
reivindicación de sus derechos. Así, surge la denominada teoría de la igualdad
o unidad de los sexos, con el humanismo, el cual representó el fundamento de la
querella de las mujeres en el transcurso de los siglos sucesivos. Ésta
constituyó una práctica de carácter político cuyo origen se dio en Europa a
finales del siglo XIV y principios del siglo XV, extendiéndose hasta la
Revolución Francesa. "En este contexto, Christine de Pizán, publicó el
libro La Cité des Dames (La Ciudad de las Damas), que tuvo una gran
influencia [..] Fue la primera mujer que escribió un libro en defensa de las
mujeres, la primera que alzó la voz en favor de la educación femenina, y la
primera en ganarse la vida como escritora, decisión que adoptó al quedarse
viuda con tres hijos." .A finales del siglo XVIII, la mujer materializa de
alguna manera su igualdad con el hombre, cuando en Francia se proclaman los
derechos humanos (Declaración de los derechos del hombre, 1789) y, en 1791,
partiendo de esta proclamación, se publica la Declaración de los Derechos
de la Mujer y de la Ciudadana, redactada y presentada a la Asamblea
Nacional Francesa, por la activista feminista Olimpia de Gouges, en la cual
reivindicaba la igualdad de derechos de la mujer como respuesta a la negación
por parte del movimiento revolucionario de la época, aun cuando éste promovía
la libertad, la igualdad y la fraternidad. Aunque Olimpia de Gouges fue acusada
de toda intriga sediciosa, razón por la cual fue guillotinada, se reconoce su
lucha por el trato igualitario con respecto al hombre en distintos escenarios
de la vida. Promovió la igualdad en cuanto al derecho a voto, a ejercer cargos
públicos, a hablar en público sobre aspectos políticos, al goce del derecho a
la propiedad privada, además del derecho a acceder a la educación.